Hacia el Tarn

La Conourgue, Masrvejols, La Gare-Guerin, Castillo de Castanet, Bosque de Paiolive,Castillo de Portes, Montver, Quezac,

Martes 14 de Julio. La Canourgue-Marvejols-La Gare-Guerin.

Pernocta: la Garde-Guerin (44.483150; 3.934285)

Son casi las 19 horas y estamos a unos 600 metros de La Garde-Guerin un pueblín medieval. En un “belvedere” con una vista impresionante a un cañón. Ahora somos dos autocaravanas y una camper. Algún turismo queda aun. Pensábamos ir a camping otra vez, pero teníamos que deshacer camino así que este sitio nos ha parecido estupendo. Las vistas son inmejorables, se respira silencio y paz y solo oímos ahora el sonido del viento. Aunque hace sol, la temperatura permite estar perfectamente en el interior ya que el aire corre fresquito. Incluso creo que en el exterior haría frio.

Hoy al despertarnos no hemos podido dejarnos vencer por la pereza. Si queríamos visitar La Canourgue deberíamos salir pronto, por el mercadillo. Así que no tardamos mucho en levantarnos y sin mayores problemas aparcamos a lo largo de la carretera que lleva a esta pequeña ciudad, a unos 500 metros del centro.

Pero…tengo que decir que tiene poco que ver. Quizás el hecho de que los puestos del mercadillo estuvieran situados en las calles más céntricas pudo quitar vistosidad al lugar, pero exceptuando algún que otro rincón aislado, no encontramos mayor atractivo. Sí mantuvimos una breve conversación con el propietario de un puesto que hablaba español y que al manifestarle nuestra sorpresa por las pocas mascarillas que veíamos nos comentó que era una zona con una baja densidad de población y que  durante la pandemia había fallecido tan solo una persona.


Así que un poco defraudados pusimos rumbo a Marvejols

Aparcamos sin problema junto al río y nos dirigimos a una de sus puertas, impresionantes. Después paseamos por lo que parecía la calle principal y desembocamos a nuestra derecha en lo que era la plaza. Allí se congregaban autoridades municipales, policía y  bomberos junto con su alcalde, músicos y algunos vecinos más. Y es que hoy es 14 de julio, el día de su fiesta nacional pero debido a la pandemia el único acto que lo mostraba debía ser este.  Bordeamos la plaza, regresamos a la calle principal y salimos por la otra puerta, tan impresionante como la primera. Pero esto era todo lo destacable de la ciudad.  Segunda decepción.

Rumbo ahora Chanan. El navegador se empeñó en meternos por carreteruchas que fuimos evitando hasta que llegamos a nuestro destino, pero el acceso a lo que era el único aparcamiento de la ciudad no nos pareció de tamaño adecuado, así que decidimos volver sobre nuestros pasos y poner rumbo directo a la Garde-Guerin. A lo mejor nos equivocamos y esto hubiera sido el tercer error del día, pero así lo decidimos.

Circulamos por una carretera nacional, de color rojo según nuestro mapa Michelin del año 2005 (ya ha llovido) y luego deberíamos tomar una desviación por una amarilla. Habíamos comprobado ya que hasta este “color” el ancho era adecuado. A partir de aquí, las “blancas” son más bien de ancho algo insuficiente. Pero la carretera que nos indicaba el navegador aparece con una señal de “barrene” (cerrada), así que tuvimos que continuar nuestro camino y decidimos rechazar las desviaciones del navegador que nos metían por carreteruchas “blancas” muy estrechas y casi fuimos “dando la vuelta al mundo”.

Atrás dejamos el camping municipal donde en un principio pensábamos pasar la noche y a las 14 horas llegamos aquí a la Garde-Guerín. Comimos en una explanada junto a la carretera y después de descansar 20 minutos nos acercamos a visitar la villa.

Y es prácticamente una sola calle, pero cuyas casas y empedrado en granito gris, roza casi la perfección. En algunas no pude distinguir la argamasa entre piedra y piedra. Su construcción era casi perfecta. Muros con piedras perfectamente alineadas y colocadas, paredes rectilíneas, ángulos perfectos, y el color gris lo llenaba todo.

El pueblo actual debe la primera parte de su nombre a la existencia de un castillo del que queda solo su atalaya. El Barón Guérin de Tournel tomó posesión de éste. Los habitantes de La Garde se habían agrupado pronto en una comunidad que guiaba y protegía a los viajeros y los bienes a cambio de peajes. Fueron estructurados en el espíritu de las Escuelas de Caballería del siglo XII. Caballeros (iguales) en derechos y deberes compartieron el castillo o la familia y dividieron los costos y beneficios.

Además de pequeña no parece muy habitada por lo que falta el colorido contraste que las plantas y flores que a los franceses les gusta tanto poner darían a las fachadas o a las calles. Pero esto mismo la dota también de una extraña homogeneidad y el color grisáceo de las piedras parece llenarlo todo. Tampoco hay mucha gente por “su” calle por lo que si te detienes y miras alrededor el escenario parece casi irreal, como de cartón piedra. Como si fuera el escenario ficticio para alguna producción cinematográfica. Extraño y bello. Y su pequeña iglesia, su interior…me sobrecogió. Es de un románico casi puro, muy parecido al español, sobrio, adusto, pero con ese toque de elegancia y algo más de luz que hace que se diferencie del español más austero  y lúgubre, algo más triste. Y desde la explanada donde se encuentra la torre divisamos el mirador y alguna que otra autocaravana, así que decidimos explorar el lugar y si nos gustaba, quedarnos. Y nos gustó.

Ahora, cuando son las 19.30 sigue entrando alguna que otra autocaravana. Es curioso porque la última  se ha quedado a casi 6 metros de nosotros. Se agrupan  entre ellas, pero no se acercan mucho a nosotros así que nos reímos y hacemos el chiste fácil de que como somos españoles….estamos “apestados” y cuánto más lejos de nosotros, más seguros….Posiblemente no sea así, pero sea por el motivo que sea, mejor. De hecho, la última que ha llegado, habiendo 6 metros o mas a nuestra izquierda y 4 o 5 a la derecha, ha terminado por irse.



Al caer la noche,  más de media docena entre campers y autocaravanas nos encontramos aquí. Eso sí, mucho cuidado con los bajos de coches y autocaravanas. En lo que estuvimos vimos a una camper y un turismo dar con los bajos en las piedras y es que sobresalían como cuchillos.

Miércoles 15 de Julio. La Garde Guerín-Castillo de Castanet-Bosque de Paiolive (Les Vans)-Pery

Pernocta: Camping de Pery.

Tras una noche muy  tranquila, despertamos con un día nublado y por una senda nos acercamos al mirador desde donde contemplamos unas impresionantes  vistas de la garanta de Chassezac. A nuestros pies se abría un inmenso abismo con un río que discurría dibujando sinuosas curvas. Comprendimos donde iban los pasajeros de unos cinco turismos que llegaron a las 9 de la mañana al aparcamiento y que comenzaron a vestirse para hacer lo que supusimos que sería barranquismo.

Nos dirigimos al castillo de Castanet

Ahora nuestro recorrido discurría de col a col, entre bosques de pinos, hayas y robles, descubriendo cumbres y valles, dibujando las curvas de la sinuosa carretera que nos iba llevando de un punto a otro. Descubrimos el lago de Villefort  rodeado de una densa vegetación arbórea y a sus orillas el castillo de Castanet (44.450097; 3.898532)  formando una preciosa y pintoresca estampa y tras su contemplación al borde la carretera pusimos poniendo rumbo a Villafort. 

Allí aparcamos sin problema pero la tal villa no tenía absolutamente nada  destacable, pero nada de nada, así que decepcionados nuevamente, retomamos nuestra ruta hasta Le Vans para hacer la senda de los olivos o Bosque de Paiolive a unos 5 km al sur de Le Vans.


Pero cuando tomamos la desviación una señal de prohibición de circulación a vehículos de más de 2 metros de ancho nos dejó parados. Vimos que la distancia hasta el aparcamiento era tan solo de 1km y Angel se adelantó unos metros encontrando lo que resultaría ser el único hueco para aparcar (44.395944; -4.169638), así que allí dejamos la autocaravana y nos dispusimos a salvar esa distancia caminando pertrechados con chubasqueros y un paraguas en la mochila ya que el cielo amenazaba lluvia.

En menos de diez minutos llegamos al segundo aparcamiento, casi completo y con alguna autocaravana más que se había pasado la limitación tranquilamente. Se puede llegar pero es cierto que si te cruzas con un turismo el paso de ambos es muy dificultoso y prácticamente imposible en algunos puntos.

Un mapa dibuja las tres rutas que comienzan allí. Elegimos la más corta de poco más de una hora y calificada como sencilla. Así nos internamos en un bosque de robles donde las rocas calcáreas estaban desperdigadas dibujando formas caprichosas, cuevas, agujeros y espacios imposibles, mezclándose con la vegetación autóctona de robles, y boj entre otras variedades. El paisaje tenía una magia especial.

Indicaciones pintadas en color verde sobre las rocas nos van llevando a través de una estrecha vereda y flechas discontinuas nos introducen en espacios mágicos creados por las rocas que dibujan  arcos  y cuevas. Angel dice que es una auténtica clase de geología y que no había disfrutado de un espacio tan hermoso y auténtico como este.

Así caminamos casi en soledad, sorteando árboles y rocas, subiendo y bajando por escurridizas piedras por las que la pobre tula, sin zapatos, resbalaba haciéndola perder el equilibrio.


Es un sitio único y que bien merece un paseo y aunque había bastante gente, es posible perderse casi en soledad y dejarse atrapar por la magia de estas piedras mezcladas con la vegetación hasta conformar un paisaje de peculiar belleza y con algún rincón….algo inquietante.





Y decidimos dirigirnos a Pery, al camping donde nos encontramos ahora. Empezamos a notar cierta escasez de ellos y por tanto, los precios han subido. Las áreas son malas, vulgares solares sin glamour de ningún tipo y los aparcamientos en la naturaleza…no nos atrevemos a hacerlo solos. No es nuestro país y no nos sentimos cómodos, así que estamos un poco abocados a los camping. Este, donde estamos ahora, está arbolado por gigantescos plátanos y junto al rio y a la población, pero desde que hemos llegado, a eso de las 14…no me he movido, entre comer, descansar y preparar el día de mañana, el tiempo se me ha echado encima. El precio de 17 euros que habíamos visto en park4night ha subido a 19 con el perro y tasas y sin factura. En todos los sitios cuecen habas, pero por lo que vemos, no van a bajar ya mucho de este precio.

Miercoles 16 de julio. Pery-Foussinargues-Castillo de Portes-Montver-Quezac.

Pernocta: Area Quezac.


Son las 19,30 y estamos en Quezac, ya en la garganta del Tarn. Hemos llegado a esta área alrededor de las 17 horas y este sitio es el mejor en el que hemos estado hasta ahora. Se trata de lo que un día pudo ser un verde huerto junto al rio y que ahora su viejo dueño lo ha transformado en un área que recibe también tiendas de campaña. Según Angel, tiene baños y ducha, aunque no ha venido a recoger jabón para ducharse así que prefiero ni acercarme. Exceptuando esto, que no necesito, el lugar es inmejorable. Está parcelado y separadas algunas con un seto de plantas de hojas grandes de unos tres metros de altura.

Como ya habíamos comido en un aparcamiento en un pueblecito a 5 km escasos de Florac, y menos mal que fuimos ágiles para hacerlo, nos hemos dirigido a un Carrefour pequeño para comprar algunas cosillas, entre ellas, huevos.

Pero la compra no ha sido cómoda ya que Angel ha detectado una extraña pareja, ella sentada en el suelo a la entrada pidiendo y él merodeando entre los coches y parándose y dando vueltas alrededor de nuestra autocaravana, así que se ha ido y se ha quedado junto a la autocaravana, y  yo, sin ser capaz de encontrar los huevos y sin saber  cómo se dice en francés. A esto se sumó  una empleada poco ingeniosa para entenderme  (creo que se lo he dicho en inglés e intentado pronunciarlo en francés) así que me he tenido que auxiliar con el traductor del teléfono y en cuanto ha visto escrito huevo en francés me ha indicado.

Y después hemos puesto rumbo a este lugar ya que los camping de Florac no nos convencían mucho y las áreas gratuitas no parecían muy acogedoras. Son más bien para llegar tarde y pasar la noche y a nosotros nos apetece más el exterior y un lugar agradable. Esta han sido 13 euros e incluye la carga de agua.

Pero vuelvo al principio.

Noche estupenda, como todas. Hemos cargado agua y descargado grises….a cubos. No deja de sorprendernos que es relativamente habitual en Francia que los camping no dispongan de este servicio. Parecen ser viejos y estar más preparados para las caravanas. Mientras efectuábamos estas labores domésticas de “avituallamiento” ha llegado la panadera, a las 9. A esa hora no sé quién va querer unos croisanes para desayunar, pero el pan era bueno.

Y hemos puesto rumbo a Foussinargues para hacer una senda, la de Castillon que parte de esta localidad y asciende en un desnivel de 200  m  hasta cerrar un circulo de 4 km ida y vuelta. Nos pareció adecuada para estirar las piernas, pero una vez llegados aquí, no encontramos donde aparcar ni indicación alguna para la senda y además veíamos una pronunciada pendiente donde supuestamente estaba localizada esta aldea hoy abandonada, así que hemos decidido poner rumbo al castillo de Portes y luego por Montvert hacia Florac.

Inicialmente la carretera era buena con ancho suficiente aunque sin arcén. Los paisajes, muy hermosos. Grandes extensiones de vegetación por todos los lados hasta que la vista se pierde. Encinas, robles, abedules, hayas, pinos, enebros…mezclados o alternándose van pintando todo nuestro recorrido.

Hasta que de pronto surge la majestuosa silueta del castillo de Portes erguido en lo alto de un cerro con unas espléndidas vistas.  Aparcamos en una explanada y ascendimos hacia él  que estaba abierto, pero no nos apetecía mucho su visita sobre todo a Angel que me dijo que ya se hartó cuando estuvimos en el Mosela y el Rhin visitando algunos de sus castillos y que no quería ver más, así que nos hemos limitado a rodearlo sin perder de vista su imponente silueta gris y su curiosa forma de quilla de un barco por lo que fue denominado como la “nave de Cévennes”

Colgado desde el siglo XI de un puerto, como un centinela, el castillo de Portes protegía a los peregrinos. Consta de  consta de un "castillo antiguo", de aspecto feudal, y de un "castillo nuevo", de estilo renacentista.

Finalizado el paseo hemos seguido las indicaciones del navegador que nos han introducido por una hermosa carretera pero de ancho más bien justo aunque una señal indicaba hasta 12 toneladas aunque esto solo es posible si únicamente pasa él ya que en muchos puntos  es muy difícil el paso dos vehículos simultáneamente.

Y de pronto, tras una curva ha aparecido un enorme camión cuya cabina ocupaba toda la carretera, como en una pesadilla. Perpleja, me he quedado parada frente a él  que no dejaba de avanzar, empujándome. Angel le ha hecho una señal para que parara mientras que me tranquilizaba y descendiendo buscaba un lugar que nos permitiera el paso a los dos.  Afortunadamente lo ha encontrado unos metros detrás, así que he tenido que ir marcha atrás hasta poder apartarme. Incluso he tenido que plegar el espejo para permitirle el paso. Una experiencia que prefiero no repetir.

Hemos continuado nuestro camino entre “col y col”, acompañados siempre con unas vistas muy hermosas y un aire limpio hasta llegar a un mirador desde el que se contemplaban unas impresionantes vistas. Nuestros ojos se han perdido en un horizonte lejano entre inmensas masas arbóreas.

Hemos continuado camino hasta Montver, la primera localidad de la garganta del Tarn. Las Gargantas del Tarn figuran entre las gargantas más profundas de Europa y constituyen una de las zonas naturales más bonitas de Francia. Están flanqueadas por acantilados rocosos recorridos por carreteras con grandes vistas panorámicas.

En Montver el navegador me ha confundido buscando un lugar para aparcar y hemos atravesado esta estrecha localidad para regresar sobre nuestros pasos y localizar el pequeño aparcamiento que parecía ser el único. Y casi estaba lleno, exceptuando un hueco en el que dudé que cupiéramos y otro hueco a la entrada donde no molestaríamos y allí nos hemos quedado.

Pero Montver no tiene nada de especial. Callejucas imposibles, estrechas y empinadas por las que descendemos hasta el río Tarn. Pero aquí también confluye otro río. Hay una bonita playa y una zona de baño. Las aguas son cristalinas y hay gente bañándose. Un puente con “lomo de burro”, cruza el rio y un par de terrazas alinean sus mesas a lo largo de él. La gente parece disfrutar, no sé de qué, porque estar en la misma carretera a mi no me produce el menor atractivo, pero hay gustos para todo.

Regresamos sobre nuestros pasos y ponemos ahora rumbo ya hacia Florac, al Carrefour y luego al área privada de Quezac donde estamos ahora.

Como todas las tardes, preparamos el día siguiente y es que en tan sólo una semana solo pude dejarlo perfilado, así que toca concretarlo ahora. Creo que son demasiados días, que la zona no da para tanto, pero este verano es extraño para todos y no nos  íbamos a librar nosotros. Aun nos quedan unos cinco días por aquí y yo calculo que si no mañana, sí el sábado salimos de esta garganta aunque nos queda algún que otro sitio cercano y para pasear. Y si nos siguen sobrando días, Navarra, el Valle de Baztan podrían ser un sitio guapo para terminar.

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