Comenzamos a rodar

Circo de Navacelles, La Couvertoirade, Conques, Bozouls, Estaing, Espalion,Santa Eulalia D’Olt

10 de julio, viernes. Sant Pere Pescador-Trouillas

Pernocta: Trouillas. (42.614300,2.815890)

El viernes amaneció gris. Habíamos decidido dejar el camping a las 19, pagando un suplemento de 25 euros por ello. Angel echó la cuenta rápido y cada hora salía  a 3 euros. ¡Ni los aparcamientos más céntricos  de Madrid!, pero no queríamos salir corriendo de la playa, si no disfrutarla,  descansar y después buscar un lugar para pasar la noche en la cercana Ampuriabrava. Pero el día gris invitaba a poca playa lo que nos animó a dejar el camping más pronto, a las 16 horas, y así ahorrarnos unos euros, porque, efectivamente, parecía algo abusivo cobrar 3 euros la hora así que tras salir de camping a la hora acordada, nos dirigimos  a La Junquera que como siempre pasamos sin enterarnos, y después localizamos una granja para descansar, en Trouillas (42.614300,2.815890) gratis aunque venden sus productos.

Y allí llegamos sobre las 6 de la tarde y lo primero que hicimos por deferencia a su acogimiento fue visitar su tienda comprando algún vino, jabón, un estupendo mortero de madera de olivo de una pieza  y alguna cosilla más. Vamos, que pagamos generosamente la tan buena cesión de su dueño, en una finca rodeada de frutales olivos y viñas. Hicimos noche junto a  tres autocaravanas más. A la mañana siguiente nos dirigiríamos al Circo de Navacelles.

Tomamos contacto.

11 de julio, sábado. Trouillas-Circo de Navacelles-La Couvertoirade.

Pernocta: aparcamiento de La couvertoirade.(43.910900,3.313540)

Todo iba genial, atravesamos el siempre espectacular viaducto de Millau y circulábamos por la autovía de forma fluida hasta que dimos con un “bouchon”. Y los “bouchones” franceses, junto con los alemanes, son terribles. Estuvimos cerca de  una hora atascados avanzando muy lentamente.

Llegados a un punto pudimos decidir entre abandonar la autovía por carreteras locales o seguir en el atasco algunos kilómetros más. Nos decidimos por la primera opción.

Y funcionaba todo aparentemente bien hasta que nos vimos atravesando una estrecha calle de un pueblín. Allí coincidimos con varios turismos de frente no siendo posible el paso simultáneo en ambos sentidos. Pero se fueron sumando más turismos frente a nosotros y también por detrás por lo que nos quedamos todos atrapados.  Con buena dosis de paciencia y nervios templados, plegando espejos retrovisores y  arañando centímetros, acercándonos peligrosamente a una pared de piedra que dejamos a escasos centímetros, conseguimos pasar. Antes de conseguirlo se ofrecieron incluso a conducirnos nuestra autocaravana a lo que amablemente nos negamos. Con Angel al volante conseguimos sortear este obstáculo. Sabíamos que no éramos los culpables de esta situación, que en este punto debería haber un paso alternativo y por tanto si hubieran previsto esta circunstancia esto no se hubiera producido.  Lo cierto es que pasamos un mal rato, breve, pero intenso y recién llegados a Francia. No resultó nada agradable.

Circulando por buenas carreteras pero algo retorcidas, llegamos un poco después al belvedere de Blandas. Allí nos asomamos al impresionante socavón en cuyo fondo se encuentra  el pueblo de Saint Maurice de Navacelles en un anfiteatro natural rodeado de unas impresionantes paredes calcáreas. Es como si este enorme agujero hubiera querido engullir a las cuatro casitas que forman este pueblo.

El cañón excavado por el río Vis, ofrece un espectáculo grandioso al que nos asomamos. Abajo, el pueblo de Navacelles, asentado a orillas de un meandro desecado desde hace 6.000 años. Este circo ha sido declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.

Una “naveta”, o van,  que parte cada 15 minutos, traslada gratuitamente a los turistas desde el mirador al pueblo de Navacelles asentado en el meandro. Unos carteles avisan de la dificultad y peligrosidad de descender en autocaravana al pueblo. Y durante el descenso en la navete comprobamos que no es que fuera peligroso, es que era prácticamente imposible. El tamaño de la carretera dejaba  paso a un solo vehículo en muchos puntos por lo que descender era una temeridad. Es posible que este servicio no se de en días de diario.


Después de comer, tomamos la navete que en  escasos cinco minutos nos depositó en el pueblo perdiéndonos por “su” calle, aunque ignoro si tenía alguna más de dos. Sin ser nada del otro mundo, tiene su encanto, sobretodo un viejo puente que atraviesa el rio.

Después de pasear tomamos de nuevo la furgoneta, pero en otro lugar distinto de donde nos dejó y con  otro conductor. No preguntaron nada y no le dimos importancia y subimos junto con otra familia de cuatro personas y dos más que recogimos por el camino. Ocupación al 100%  y ventanillas cerradas. Menos mal que el uso de mascarillas era obligatorio y todos las llevábamos. No me encontraba muy cómoda  y la situación me creaba cierta intranquilidad, pero pensé que serían 10 minutos. Pero…comenzó a ascender por otro sitio, justo  por el lado contrario a por donde habíamos bajado y aquí la carretera era un poco más ancha que la que descendía del otro mirador. Curtidos ya de viajes estuvimos tan tranquilos si no hubiera sido por que la ascensión fue más larga, prolongándose casi quince o veinte minutos. Cuando llegamos a lo que era el otro mirador, el de la Baume Auriol, le dijimos que nos habíamos equivocado (con un cartel se evitarían estas confusiones) y que regresábamos y lo mismo le ocurrió a otra familia francesa, así que con los seis  despistados descendió de nuevo para ascender hacia el otro mirador y con esto prolongamos aún más el tiempo encerrados todos juntitos.

Una vez en nuestro punto de origen pusimos rumbo a La Couvertoirade a un aparcamiento junto a esta ciudad donde estamos ahora. 4 euros todo el día, aunque no tenía ningún servicio (43.910654; 3.312980). Como era pronto, las 18 horas, fuimos a pasear por esta ciudadela medieval que a estas horas se estaba ya vaciando de gente así que pudimos disfrutar de las callejuelas empedradas de este hermoso sitio con mucha tranquilidad.

La Couvertoirade fue fundada a principios del siglo XII a partir de un castillo de los templarios. Dos impresionantes torres, una redonda y otra cuadrada, custodiaban la puerta de entrada. Nos dejamos engullir  por la ciudad, entre sus uniformes casas de piedra con ventanas de madera,  sus tejados de tejas rojas o de pizarra, que se extienden por estrechas callejuelas y pequeñas plazuelas, sus curiosas casas con cardinas en las puertas, como en Huesca, con una puerta a pie de calle en lo que Angel pensó que sería el acceso a las cuadras y otra en la parte superior justo encima y a la que se accedía a través de unas escaleras de piedra y que supusimos que sería el acceso a la vivienda principal.

Rincones hermosos donde el tiempo parecía haberse congelado. Completamente amurallado, en la actualidad apenas residen 25 habitantes en el recinto de la muralla, la cual fue construida por los Hospitalarios en el siglo XV durante la Guerra de los Cien Años.

Una ciudad medieval llena de encanto. En su iglesia, nos llamó la atención su cementerio donde pudimos ver algunas estelas de piedra con cruces templarias, que según leímos, son réplicas ya que las originales están en un museo. 


Atrapados por  esta minúscula ciudad, casi nos resistíamos a dejarla, pero es pequeña y en poco tiempo se visitan todos o la mayoría de sus rincones así que regresamos de nuevo para disfrutar ahora del silencio y del reposo después del día. Mañana… sería otro.

 

Caminando la historia

Domingo 12 de julio. Domingo. La Couvertoirade-Conques-Bozouls-Estaing

Pernocta: camping en Estaing (44.564945,2.66273)

Nos hemos levantado pronto, sobre las 7,30 y tras desayunar y pagar el aparcamiento (pago automático) hemos decidido poner rumbo directo a Conques, algo alejado de donde estábamos hoy, pero que tenía ganas de conocer.

Y hemos cambiado de opinión porque inicialmente íbamos a ir haciendo paradas siendo el destino final esta ciudad, pero hemos pensado que mejor llegar inicialmente hasta aquí y luego ya hacer las paradas oportunas. Así que no nos hemos librado de pasar el impresionante viaducto de Millau para continuar unos kilómetros más y tomar la salida que nos indicaba el navegador. Si en un principio habíamos pensado parar en Castelnau-pegayrols, al final hemos decidimos que no era cuestión de ir haciendo un censo de ciudades francesas bonitas. A veces, siguiendo los consejos de algunas páginas web, hemos dado con ciudades que sinceramente, no merecían mucho la pena así que ante la duda y con la certeza de que  Conques no nos iba a decepcionar, pusimos rumbo directo a esta localidad.

Y de camino paramos en una gasolinera frente a la cual había una señal indicando un área de autocaravanas así que nos hemos acercado a descargar aguas descubriendo un sitio agradable, un área gratuita (44.552601,2.410940) en Saint Ciprien sur Dourdou aunque con poca sombra  y a la que volveríamos para comer.

Alrededor de las 12,30 hemos llegado al supuesto aparcamiento según park4night pero dada la hora y su tamaño,  como me temía, estaba completo. Afortunadamente hemos podido dejar la autocaravana a lo largo de la carretera  (44.599029,2.392797) y coincidencias, delante de nosotros ha aparcado una furgoneta española con un solo ocupante, un tinerfeño cuarentón que valiente, todos los años embarca su furgoneta y desde la península, explora otros paisajes, y solo. Dice que ya tiene malas experiencias de viajar con gente y que al final dan problemas, así que solo va mejor. Sería el UNICO español que encontraríamos a lo largo de nuestro viaje, exceptuando una camper en un aparcamiento de Carrefour express pero a cuyos ocupantes no pudimos ver.

Tras una breve charla con él, nos hemos dirigido a la ciudad que para nuestra sorpresa estaba 1 km carretera arriba, así que como estábamos fresquitos no nos ha dado pereza. Aunque no hay indicaciones no nos ha parecido que arriba pudieran aparcar autocaravanas y los aparcamientos que figuraban en par4night son solo abajo.

Y una vez arriba….ante nuestros ojos aparece una empedrada calle jalonada de hermosas casas de piedra y de entramado de madera que miran casi colgadas, hacia valle. Este pequeño  pueblo donde durante el año apenas residen un centenar de vecinos y que está en el Camino de Santiago francés,  reposa en la ladera de una montaña por lo que se encuentra rodeado de vegetación.

De nuevo nos sumergimos en la edad media, parece que el tiempo se hubiera detenido y tan solo los turistas que llenamos sus calles con nuestros coloridos ropajes, nos dicen que estamos en el 2020,  y ver alguna mascarilla que otra delata que en concreto estamos en la época post covid19 –¡qué falsa ilusión!...lo de “post”-

Estamos en el reino de la piedra y la madera y nos dejamos engullir por pequeños callejones que recorremos despacio pero con ansia de absorber la belleza de cada uno de sus rincones. Alejados ahora del bullicio de la via principal, el silencio, la piedra y la serenidad de sus calles nos acogen.

Decidimos regresar a la calle principal y dirigirnos a su iglesia  abacial románica, inscrita en el patrimonio mundial de la UNESCO y que se encuentra en el centro de una plaza por la que parece que el tiempo no ha pasado y que ahora nos descubre comercios y lugares de restauración. Y nos sorprende su pórtico del juicio final, el cual se piensa que fue labrado por el escultor que trabajó en el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela. Soberbio, impresionante, espectacular…. 125 figuras esculpidas en piedra representan el juicio final con un cristo en pantocrátor en el centro.


El interior es también una belleza y como todo el románico francés, no tiene esa oscuridad y tristeza que caracteriza el español. Naves altas, por donde la luz entra iluminando su interior. 


Sencilla, esbelta y elegante y con gente…sin mascarilla, así que ya hemos decidido utilizar las FFP2 cuando estamos en lugares cerrados o vemos mucha gente. Me siento muy amenazada y que yo la lleve y ellos no, no es nada tranquilizador. Por un lado pienso que si actúan así es porque no tienen nada o muy poco que temer, pero por otro pienso que son algo insensatos y si hay algún positivo existe la posibilidad real de contagio.

Cuando reviso por segunda vez estas líneas, a finales de noviembre, Francia es uno de los países europeos con mayor índice de contagios.

Después de asomarnos a un balcón sobre la ladera junto a esta iglesia y ya a las 14 horas, con calor aunque no agobiante, descendimos y en la autocaravana decidimos poner rumbo al área de Sant Cyprian, la que dejamos en la ida.


Y si antes estaba vacía, ahora había dos autocaravanas a la que luego se sumó una tercera. El problema era la escasa sombra del lugar  así que decidimos dejar  nuestro vehículo al sol,  y poner mesas y sillas bajo un precioso arce que con su pequeña sombra nos acogió  y allí comimos para después descansar acariciados por una  leve brisa.

Y el dueño de la tercera autocaravana que llegó resultó ser bastante comunicativo, pero como no llevaba mascarilla ni guardaba las distancias, cuando nos preguntó si hablábamos francés, Angel dijo que no. Pero cuando al hombre se le fueron los vecinos franceses de paseo y sintió la necesidad de charlar, no pudo resistir el acercarse a que le diéramos algo de conversación, lo que ya hicimos, aunque breve.

Y volvimos a cambiar de opinión y si en un principio pensábamos venir directamente a donde estamos ahora, a un camping a la ferme en Estaing, decidimos mejor ir a Bozouls a un área de autocaravanas gratuita.

De nuevo nos sumergimos por hermosas carreteras hasta alcanzar nuestro destino una hora después pero cuando llegamos al área la encontramos completa. Solo había sitio en un nivel inferior, al sol y en un lugar muy poco atractivo, así que decidimos acercarnos a ver la garganta, lo más destacable del lugar y objeto de nuestro viaje, y poner rumbo a nuestra idea original, no sin antes intentar otro aparcamiento cercano pero que  resultó carente de cualquier atractivo, más bien lo contrario.

Así aparcamos la autocaravana sin mayor dificultad y nos asomamos a este curioso abismo. Este pueblo está literalmente colgado al borde de unos altos escarpes que dominan un torrente,  ocupando un paraje natural verdaderamente impresionante. Es un grandioso circo con forma de herradura, de cerca de 400 metros de diámetro y 100 metros de profundidad que podemos contemplar desde un mirador que es un balcón asomado al abismo.  Espectacular tajo en la tierra que ha ido trazando el río con la paciencia de los miles de años hasta dibujar esta  curiosa herradura.









Y ahora sí, regresamos para poner rumbo a este lugar (44.564945,2.66273) en Estaing, que de “ferme” tiene poco excepto el nombre y de camping ….pues también poquito, pero para nosotros más que suficiente. Agradable, sombreado, sobre hierba y tranquilidad, aunque se oye mucho el ruido de la carretera, que suponemos que disminuirá al caer la noche.

Lunes 13 de julio. Estaing-Espalion-Santa Eulalia D’Olt-La Canourgue

Pernocta: Camping La Motte. La Conourgue.

Estamos cerca de La Canourgue un pueblecito que en un principio pensábamos visitar y que luego desechamos, pero lo que leemos aconseja hacerlo. Así que lo que intentaremos mañana con la duda de si será posible o no ya que la zona habilitada para autocaravanas no se puede ocupar los días de mercadillo y en esta ciudad, se celebra mañana.

Hemos llegado al camping La Motte pasadas un poco de las 14 horas. Hoy decidimos descansar. Comer, sestear y preparar el día de mañana y me han dado las 20 horas sin ninguna dificultad. Ni he leído ni he podido hacer nada más.

El día ha comenzado espléndido y visitando Estaing. Hemos aparcado a las 9,30 sin problemas a lo largo de la carretera. El pueblo es bonito, con rincones entrañables, como los que rodean a la iglesia, y la iglesia misma  donde lo que más destaca es una cruz en piedra. 


Pero es todo el conjunto, la iglesia, elevada sobre un promontorio, las casas de piedra cercanas y la imponente figura del castillo que se eleva frente a la iglesia, lo que resulta más hermoso.

El castillo del siglo XIII fue  comprado en 2005 por el ex presidente de la república francesa Valéry Giscard d’Estaing,

Pero sin lugar a dudas lo más bonito a mi juicio es el puente gótico sobre el rio clasificado Patrimonio Mundial de la UNESCO como parte del Camino de Santiago. En el centro una cruz de hierro y la estatua de un obispo. Pero las viejas casonas de piedra con sus tejados de pizarra que se yerguen a ambas  orillas del río reflejando su imagen en sus plácidas aguas, junto con el puente, es quizás la estampa más preciosa de esta localidad.

De aquí nos hemos dirigido a Espalion pero el navegador se vuelve loco cuando más lo necesitábamos y nos perdemos, así que atravesamos la ciudad hasta encender la tablet grande que nos ha guiado hasta un aparcamiento donde hemos dejado la autocaravana sin mayores problemas. Y un poco más de lo mismo. Sin duda, lo más destacable una vez más, el puente del siglo XI sobre el río Lot cuyas aguas  reflejan  los viejos edificios construidos a ambas márgenes. Aquí la estampa es si cabe más hermosa que en Estaing. También destacable su iglesia, un gran edificio de piedra rojiza.

Y ahora ya hemos puesto rumbo a  Santa Eulalia D’Olt, circulando por una hermosa carretera paralela al río, que casi al final transcurre entre hayas y hermosos plátanos que entregan su sombra generosa. Al llegar a esta localidad nos recibe un gran y abierto aparcamiento sobre hierba y bastantes coches pero mucho espacio. No puedo imaginarme lo que debe ser esto en fin de semana. Supongo que no diría lo mismo de su capacidad.

Y esta pequeña y recogida localidad, acurrucada a la orilla del río Lot, es toda una belleza. Esta cuajada de hermosos y entrañables rincones, casas de piedra, de entramado de madera, flores, preciosas callejuelas por las que es todo un placer pasear. Toda una cautivadora belleza...y mucha paz. En su placita  en cuya esquina hay una pequeña iglesia del siglo XI, recogían ya los pocos puestos de su mercadillo y hemos picado con un queso. Es un encantador pueblo de este país que no deja de sorprendernos por el cuidado y cariño que ponen a todo lo que ha escrito su historia. Nada desentona, todo encaja, todo habla de un pasado que parece que fue ayer. Armonioso y elegante. Una delicia.

Aquí había camping municipal a buen precio, como casi todos los municipales que no superan los 12 o 14 euros por los 2, pero nos ha parecido demasiado pronto. Tan solo las 13,30 así que hemos decidido avanzar hasta donde nos encontramos ahora.

Mañana pasamos “al otro lado de la A77” acercándonos a lo que es el parque de Cevennes y a las gargantas del Tarn. Tercera etapa de nuestro viaje.

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